Entrevista con Gioja: "Hay que dejar que te lleve la mula"

Esta entrevista a José Luis Gioja fue realizada en su casa, en enero de 2008, y publicada en el portal de noticias MDZ, el útimo día de aquel enero. Hay algunas preguntas y respuestas que no aparecen ahora, por su desactualización. Sin embargo, el grueso de aquel material se reproduce, logrando algunos momentos de calma, en medio de la agenda del gobernador de San Juan.

“Se la aguantan bien”, dice el gobernador, en la oficina-estudio de su propia casa. Es sábado de mañana y el sol sanjuanino ha cedido a unas nubes que han traído lluvia. Extrañísimo: llueve en la tierra de Sarmiento. Los que se la aguantan son los colegas porteños que en días más llegarán aquí para acompañar el cruce habitual cordillera hacia Chile que organiza José Luis Gioja, el gobernador de San Juan.
La adaptación a la altura es uno de los escollos a superar en la travesía, pero, como bien dice el gobernador, “el cuerpo se acostumbra a todo, hermano”. Y es práctico en sus consejos para escaladores sin experiencia: “Hay que dejar que te lleve la mula, que es lo más parecido a la mujer: sin que vos quieras ella te va llevando, y te va llevando y te va llevando”. Claro, el comentario trae risas.
Hay una bandeja con café, leche y azúcar, que el propio gobernador trajo para compartir una hora de conversación. ¿Cuándo es que se puede conversar una hora entera con un político? Hay dos casos: cuando uno asiste sin demasiada voluntad a un discurso de inauguración de algo, cualquier cosa, o cuando el político es interesante y rápido en sus reacciones. Y en esa cualidad está permitido preguntar y repreguntar. Esta entrevista podría ser un puente hacia el conocimiento más cabal de sus ideas, sus intereses y sus acciones.

- ¿Cuándo comenzó con el cruce por la cordillera?
- Es una expedición que armamos hace tres años. Y lo hicimos y lo seguimos haciendo hoy para reivindicar que el general San Martín cruzó por San Juan, con el grueso del ejército de Los Andes, la primera vez, para dar batalla en Chacabuco, famoso enfrentamiento.

- Todo el mundo piensa que el cruce fue por Mendoza.
- Sí, pero esto que hacemos no es nada contra Mendoza, ni mucho menos. Es para reivindicar por dónde pasó San Martín. Vino por Mendoza hasta la estancia Yaguará. Ahí entró a San Juan, siguió hasta Alvarez Condarco, después Las Hornillas. ¿Viste ése billete de mil pesos, te acordás que había uno? ¿El que sale San Martín y un paisaje? Bueno, lo que está pintado ahí es un paisaje de San Juan, por donde efectivamente cruzó el general. Nosotros hacemos la ruta sanmartiniana con handies en tres días. San Martín lo hizo en doce. Y vamos acompañados por historiadores que van explicando todos los sucesos. Y con esto nosotros le estamos diciendo al país que San Martín cruzó por aquí. Y ha sido tan exitosa la experiencia que ahora existen varias expediciones turísticas.

- ¿Usted ha sido escalador?
- No, para nada. Ni mucho menos. He andado a caballo, sí. Pero ¿hacer estas expediciones? No, jamás. Junto con el Ejército hicimos un libro y un CD mostrando todo esto, con el aporte de un historiador sanjuanino, Edgardo Mendoza, un tipo de primera. Y un mayor del ejército, Claudio Bonachessi, fue el que buscó todos los antecedentes. Es una ruta espectacular para hacer turismo. Y nos encontramos con varias personas durante el camino. El número de expediciones anuales llega a quince.

- O sea, ¿marcó un rumbo?
- Que va dando sus frutos. La semana pasada, por ejemplo, estuvo la agrupación sanmartiniana de Tandil. Una delegación de veinte personas, que es el número ideal. Por cada persona se llevan dos mulas, ya que en una de ellas sólo se cargan víveres. Es una experiencia muy linda. La primera vez, por ejemplo, que íbamos con el Ejército, recorríamos lugares prácticamente vírgenes. Y hubo en la primera noche una lluvia, algunos querían volverse, y pasamos esa noche con bastantes dudas. Gracias a los gendarmes, que conocen tan bien las zonas, pudimos llegar a un lugar donde había sol y las condiciones eran  maravillosas para acampar.

- ¿Y a cuántos metros ascienden?
- El máximo de altura al que llegamos es de cuatro mil setecientos metros, lugar que se llama Espinacito. Después se empieza a bajar al Valle de los Patos, que es ahí donde sentó el gran campamento José de San Martín. Nosotros ahora somos cuarenta tipos con muchísimas ventajas y comodidades. Pero uno se imagina a San Martín, hace tantos años, con cinco mil hombres, cañones, hasta imprentas llevaban… y realmente no deja de pensar en que fue una verdadera epopeya. Llevaban el ganado para comer y además era infantería, o sea que iban de a pie, ni siquiera mulas, que facilita mucho.

- Y la ayuda de los baqueanos.
- Baqueanos, claro, e indios. Indios que llevaban y traían, que hacían espionaje y contra-espionaje. Era complicado, la verdad.

- Y no estamos hablando de las características naturales de esta parte de la cordillera.
- Claro, porque todo el mundo tiene una idea equivocada. La nuestra tiene cuatro cordones. Y San Juan tiene la parte más ancha de toda la cordillera, desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Por esa razón está el Aconcagua, y de éste lado los cerros de más de seis mil metros de altura. El Aconcagua está en el límite entre las dos provincias, pero al norte hay seis cerros con más de seis mil metros. Y el cordón frontal es más alto que el propio límite con Chile. Y es ahí finalmente donde nosotros llegamos, una meseta hermosa. Los límites fueron establecidos según el principio de altura máxima y divisoria de aguas. Y gracias a eso nosotros tenemos unos valles maravillosos, un paisaje donde todo es piedra, de distintos colores.

- Un aporte, el de los límites, que le debemos al perito Moreno.
- ¡Un tipo espectacular!

- Quería felicitarlo por la definición de una obra muy importante para la región. Me refiero a la reestructuración del Museo de Bellas Artes. Un gesto titánico atendiendo el panorama cultural del país entero.
- Nada que ver. No, no se confunda. La historia es que hemos cambiado un casino, el edificio en el que funcionaba, para que nos sirva de base para crear este museo. Hoy las más de seiscientas piezas de Bellas Artes están apiladas. Petorutti, obras importantes, de artistas nacionales e internacionales.

- Lo está simplificando: cambiar un casino por un museo no es poca cosa. E invertir ese dinero para contar con uno de los museos más modernos del país, menos.
- Nosotros siempre decimos lo mismo. Cuando llegamos a gobernar, ¿con qué nos encontramos? Nos estábamos ahogando y había que salvar a ese ahogado. Y con el esfuerzo de todos los sanjuaninos, con ayuda del gobierno nacional, nos dieron todos los elementos para sacarlo del agua. Y ahora está bien. Y quiere más. El ahogado se dio cuenta que tiene una uña encarnada y hasta quiere hacerse una cirugía estética. ¡Y está bien! Por eso pensamos que hay que alimentar también el espíritu, y en serio.

- Observé los planos del proyecto. Es extraordinario el cambio que sufrirá el Parque de Mayo.
- El museo va a estar entre los mejores del país. Tenemos unas piezas extraordinarias, de gran valor. Y va a quedar un complejo importante, ya que estará ligado al Centro de Convenciones, y al Auditorio, aunque un poco más lejos. Todo esto alrededor del Parque. Incluso ya está funcionando otro centro cultural desde hace 5 meses.

- No recuerdo un gobernador sanjuanino, desde la época de Bravo, y por motivos bien diferentes, con tanta gravitación nacional. Viene de hablar con el ex presidente Kirchner. Su impronta ha marcado una gestión que ha trascendido la propia provincia…
- No me quiero hacer el humilde, pero a mí me parece que las circunstancias han hecho que podamos tener un protagonismo nacional. Pero yo siempre se lo he dicho a los sanjuaninos: el sueño del pibe, en política, es gobernar la provincia en donde uno nace. Y es así. He sido diputado nacional dos veces, senador re-electo, también diputado provincial. En una época complicada del país me tocó presidir el bloque y después presidir el Senado. Fui vicepresidente a la postre de Duhalde. Y siempre he representado a San Juan. Pero la mira siempre estuvo puesta en la gobernación. Y en esta actividad, que muchos denuestan, pero a la cual creo muy noble, la política, estoy cumpliendo con mi aspiración. Me he abocado y es donde pongo los esfuerzos.

- La percepción general, incluso en Buenos Aires, es el despegue económico de San Juan.
- Mi preocupación no es el protagonismo nacional, sino gobernar San Juan. No me las doy de humilde ni que reniegue, ni de hechos pasados ni de posibles futuros. Esta provincia tiene una larga historia de desencuentros. Y ése ha sido uno de los grandes problemas. Yo creo que tratando de ponernos arriba y acompañando se puede salir. Y estamos saliendo.

- Cuando asumió el panorama aquí era complicado, más allá de la situación nacional.
- Diciembre de 2003. Ahí asumí. Los empleados públicos cobraban en cuotas porque no había plata. La noticia más importante del mes era cuándo cobraban los estatales. Hoy ya no es más noticia. Se normalizó la situación, que había sido una de nuestras promesas. En San Juan además de la crisis institucional nacional, donde se fue un vicepresidente, después el presidente, después tres en una semana y todo esto que nos pasó,  al gobernador de entonces se le hizo juicio político. Y se tuvo que ir, con lo cual había una situación de menos diez en serio. Cada tres cuadras habían gomas quemadas, a los empleados públicos se les llegó a deber cuatro meses de sueldo. Teníamos  claro que con la producción y el crecimiento económico se combate varios flagelos. Y la política cambiaria hizo posible, además, que las economías regionales comenzaran a ser competitivas. Hoy, nuestro complejo agro-industrial es competitivo, funciona, y es rentable. En la vitivinicultura hoy hay equilibrio entre oferta y demanda, entre producción de uva, vinos y despacho. Hemos hecho una gran cosa: la búsqueda de equilibrios. Nosotros no llegamos ni al cincuenta por ciento en vino; el resto lo hacemos mosto, o sea, jugo de uva, uva de mesa y pasas de uva. Lo tenemos bien diversificado. Después la olivicultura viene muy bien, con gran futuro. Y en la horticultura en general andamos bien, incluso algunos se han industrializado. Hay, además, un complejo semillero muy importante, ya que nuestra zona es muy buena para producir semillas. Los valles cordilleranos permiten una muy buena calidad. Le recuerdo que en esta provincia no llueve más de 100 mililitros al año y es la provincia más seca del país. De los noventa mil kilómetros cuadrados sólo el 2,5 de esa superficie es cultivable. El resto es un gran desierto. Y casi el 80 por ciento de la superficie de San Juan es montaña. Todo esto hace un cuadro especial para buscar los nichos donde nuestra producción sea competitiva.

- ¿Cómo surge el diseño conceptual o el plan maestro?
- Nosotros hicimos un libro que se llama “La segunda reconstrucción de San Juan”. Ahí decimos qué cosas teníamos que hacer en cada área. Y definimos este asunto de la producción: apostando como único camino para esa reconstrucción. Y en la productividad la parte privada es fundamental, acompañado por un plan racional de obra pública desde el Estado, para crear infraestructura, y también con contenido social. Estamos terminando el dique más grande que se está haciendo en Argentina, Caracoles. Es una obra hidroeléctrica importantísima. También inauguramos una parte del Centro Cívico, después de 28 años de iniciado. Y hemos previsto terminar las obras en el Hospital Rawson para fin de año. Ambas obras estaban completamente paradas cuando llegamos. Pero, además, hicimos cinco mil viviendas, erradicamos 35 villas de emergencia, decenas de escuelas.

- ¿No hay demasiada intervención del Estado en su gestión?
- Nuestra idea es que el Estado no participe de la producción propiamente, aunque sí acompañando, regulando, lo menos posible. Pero sí estar presente para que ni rija la ley de la selva. Por eso, retomando la idea de aquel ahogado al que me refería, debo decir que ahora ha recuperado la autoestima. Está empezando a quererse, lo que es muy importante. Cuando hay crisis todo lo anormal parece que está bien.

- Como el Centro Cívico que mencionó. Uno ha pasado por allí durante años y se ha deslumbrado con una estructura que parecía un monumento a la locura.
- ¡Veintiocho años parado, hermano! Y no es que el gobierno nacional nos haya dado toda la plata ni mucho menos. Para inaugurar la primera etapa fíjate lo que hicimos: un fideicomiso, un instrumento financiero. Nosotros pusimos el 30 % como administración provincial y el otro 30 % con el dinero de la venta que obtengamos cuando desocupemos los edificios que trasladaremos al Centro Cívico. Recién tenemos dos edificios para vender. Y el gobierno nacional nos ha dado otro 30 %. Y si todo marcha como hasta ahora terminaremos de inaugurarlo en forma completa a fines de año.

- Usted tiene un extenso pergamino como legislador. ¿Ser gobernador ha sido su primera experiencia en el Ejecutivo?
- En mi juventud yo fui secretario privado de un gran gobernador, que fue don Eloy Camus, del 73 al 76. Y en el último año de gestión, me puso a cargo del área de Vivienda. Yo tenía 24 años. La verdad que aprendí muchísimo. Pero como usted dice mi vida ha sido de legislador. Durante 16 años he ocupado esos puestos.

- ¿La experiencia le ha servido para conducir el Ejecutivo?
- Obviamente. Lo apasionante de esta función es que ahora yo tomo la decisión. En el Legislativo, a ver… (piensa). Vos ahí tenés que hablar, gritás, te tenés que hacer sentir. Me ha servido para formarme, ver los problemas, recorrer la provincia una cantidad impresionante de veces. Y para conocer a los sanjuaninos. Nosotros no somos fáciles.

- Y en ese conocimiento al que se refiere, ¿también ha leído a Sarmiento?
- Sí, claro.

- ¿Y cómo es que un peronista lee a Sarmiento?
- Yo creo que hay que reivindicarlo a Sarmiento. Hay mucho mito en lo que se dice sobre él. Sarmiento era un amante de la innovación, del progreso, del no quedarse quieto, de mirar para adelante, de fijar objetivos, la visión del estratega. Tenía algunas cosas como todos, pero era un tipo que se peleaba con los sanjuaninos y se disparaba para Chile para que no lo mataran. Se iba en mula a Chile, y en una de las tantas veces fue cuando escribió “Bárbaros, las ideas no se matan”,  en la sierra de Zonda. El tenía una mente de otra época, un tipo brillante.

- ¿Y por qué el peronismo lo ha tratado históricamente tan mal a Sarmiento?
- Yo te recomiendo un libro que lo editamos nosotros, incluso el “Facundo”. Y ahí vas a ver que no todo es tan así, como ese mito que Sarmiento se cagaba en el gaucho. No era así. Lo que el tipo decía era que la educación era lo que realmente nos iba a transformar, en una época en que la ignorancia era la madre de un montón de dificultades. Y cualquiera sabe que es así. Y más hoy.

- No me respondió las causas por las cuales el peronismo lo ha combatido tanto.
- Porque el peronismo está vinculado… A ver: los que escriben la historia son los que van definiendo cómo son los tipos. Y a Sarmiento por ahí lo ubicaron como demasiado liberal, cosa que el peronismo no es. De todas maneras yo creo que no hay incompatibilidades entre el justicialismo y Sarmiento. De ninguna manera.

- Esta declaración le va a traer problemas con algunos compañeros…
- Noooo. Y si fuera así yo lo lamento. Siendo legislador he homenajeado a Sarmiento en su día todos los años. Puede consultar las versiones taquigráficas. Yo no voy a renegar de Sarmiento. Vos imagináte  esto, hermano: en el siglo XIX un tipo que, viviendo a 1200 kilómetros de Buenos Aires, con lo que significaba la distancia por entonces, llegó a ser presidente de la Nación. Imaginate las bolas que tuvo para poder hacerlo. Ahora es fácil: el teléfono, el celular, el mensajito, la huevada….Pero antes era a pico limpio. Había que tener unas bolas de fierro. Sarmiento era muy visionario.

- Ojalá se lo redescubriera en su verdadera dimensión.
- Yo creo que es necesario, sí. Redescubrirlo es también leerlo. ¿Y sabés que hace falta? Imitarle ése no entregarse nunca que él tenía. Y cómo son las cosas: los sanjuaninos no terminamos de entenderlo. Sarmiento se tuvo que ir de acá siendo gobernador. Y él decía que, para gobernar San Juan, por eso te decía que no somos fáciles, había que tener dos cogotes: uno para mirar para adelante, y el otro para mirar para atrás (risas). Siempre invito a leer sus libros.

- Se ha generado mucha expectativa en este eje Mendoza-San Juan, a partir de que están administradas por hombres de gran amistad y afinidad.
- Yo creo que es así, efectivamente. Pero también creo que el que especule diciendo que hay hegemonía de tal sobre cual se equivoca de cabo a rabo.

- Otros dicen, y también por lo bajo, que los verdaderos gobernadores son los dueños de las empresas mineras que están llegando a la región.
- ¡Y que vengan a ver, hermano! Yo estoy harto… ¿Nosotros qué hacemos con la minería? Reitero el dato: el 80 % de nuestra superficie es montaña. Allí no se puede poner ni soja, ni trigo ni criar vacas. Y somos 700 mil sanjuaninos. Y con este esquema productivo de la agroindustria no podemos vivir. Debería mandar, en ese caso, 300 mil comprovincianos a la pampa húmeda o al cono urbano bonaerense. Y yo no quiero ese destino. Sí quiero producción en donde somos competitivos. Y tampoco quiero subsidios, porque tampoco sirve. Y por suerte nuestra montaña tiene riquezas. Y lo que tengo que hacer, cumpliendo con las reglas y con la ley, es hacer la minería que se hace en todo el mundo. Y voy a dar un ejemplo muy próximo: Chile exporta más que la Argentina. En el 2006 Chile exportó 58 mil millones de dólares mientras que nosotros 10 mil millones menos. De las exportaciones chilenas, el 64 % le corresponden al sector minero. El cobre tiene una presencia muy fuerte en la economía chilena. Y la cordillera es la misma, con el beneficio nuestro que acá es más extendida, mientras que allá se mete al mar en corta distancia. Con esto quiero decir que tenemos más zonas más explorar. Lo que no tenemos que ser es boludos. Y decir: “si hacemos minería no podemos hacer agricultura”. Eso es mentira. Yo he estado en una bodega chilena, de calidad, que exporta sus vinos a todo el mundo, y mientras la visitaba escuchaba la dinamita de una mina que estaba a quince, veinte kilómetros. Aquí, en cambio, las tenemos a cien, doscientos o a quinientos kilómetros. Lo que pasa es que hay mucho desconocimiento y hay un alto grado de especulación. Por eso yo los invito a que vengan a ver cómo son las cosas. Aquí hay un Consejo Consultivo Minero. Aquí hay una institución del Estado que es un lugar donde los técnicos explican los ciclos de esta industria, los asuntos referidos a la contaminación ambiental de las mineras. Nuestros informes de impacto ambiental, y no sólo en este tema, se realizan con consultas públicas. Por eso a mí me parece que hay que conocer cómo son las cosas. Y además se hace minería en todos los países desarrollados del mundo. Y sin inversión no hay desarrollo. Hoy, con el proyecto Veladero, nosotros hemos mostrado otro perfil de crecimiento, y nos hemos incorporado a la gran minería. Los resultados están a la vista. Los invito a que vengan a verlos.

- Ha sido formidable el aporte al desarrollo de la industria minera. Me refiero a términos económicos.
- Más aún. Y te doy dos datos. No, mejor tres. Con el proyecto Veladero nosotros medimos ingresos brutos, que es el principal ingreso provincial. Y desde marzo de 2004 a marzo de 2005, el proyecto Veladero, como agente de retención de sus contratistas, proveedores y demás, llegaba casi al 32 % del total del impuesto de nuestra provincia. ¡No es poca cosa! El que tenga dudas sobre este tema yo estoy dispuesto a sacársela. Y si me genera una duda a mí algún planteo estoy dispuesto a cambiar, por supuesto.

- ¿Le hubiera gustado que Kirchner siguiera siendo el presidente?
- (Piensa) Yo, antes, decía que sí. Y a rajatabla. Los argentinos somos medios machistas y nos cuesta aceptar que una mujer sea presidente. A mí me ha costado, también. Pero diría que después de verla actuar me parece que será una gran presidenta. Y creo que a los argentinos nos va a ir muy bien con ella.

- ¿Cuándo conoció a los Kirchner?
- A él lo conocí siendo presidente del bloque, después en la presidencia del Senado.

- Pero conoce más a Cristina que a Néstor.
- Claro. Con Cristina he sido diputado nacional y también senador. Obviamente que hemos discutido y hemos coincidido. Indudablemente ella es una persona muy inteligente. Y cuando surgió el proyecto presidencial de Kirchner, impulsado incluso por Duhalde, nosotros jugamos de entrada. Era una época donde nadie daba un peso por nada. E incluso nadie sabía lo que iba a pasar en el país.

- Y Kirchner, ¿es un peronista de pensamiento estratégico?
- Kirchner es un tipo de acción, de mucha acción. Muy laburante. Y es un tipo que piensa. A Kirchner le tocó apagar incendios y cerrar heridas. Y a Cristina le toca la responsabilidad de que no produzcan más esos incendios no se abran heridas. Por eso con ella vamos a recuperar la presencia internacional, mayor calidad institucional.

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