El maestro Golijov renueva la magia del Teatro Colón


Osvaldo Golijov es real, existe. Poco tiene que ver con la Argentina de hoy. Golijov no es una estadística inflada, no es un relato mentiroso, acomodaticio, no toleraría la censura (acaso ni la entienda). Todo para decir que su actuación en la apertura de la temporada lírica del Teatro Colón, hoy por la noche y hasta el domingo, es uno de los momentos artísticos más genuinos y notables de la Argentina real.
El carácter latinoamericano de su obra, "La pasión según San Marcos", viene a confirmar que hay una posibilidad menos demagógica, más contemporánea y hasta más sofisticada, que la habitual, para referirse a un continente tan vasto como complejo. Golijov ha dedicado en ella su formación humanística universal, pero desde lo particular, como afirmaba Goethe. Quizá allí radica buena parte del éxito internacional del maestro: su pertenencia, nuestra pertenencia, adquiere carácter de clásico nada menos y menos que en el "europeizante" panorama de la música clásica, para no hablar de la ópera en lo específico.
Golijov vuelve a su país luego de una década de éxito mundial. 

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