Sophie Gaillard-Mairal, Directora Enoturismo de Burdeos: “Me produce mucha envidia lo que tienen aquí”


Por Mauricio Runno
Es la encargada de la Misión Vitivinícola en la oficina de Turismo de Burdeos. Hace casi un año, Burdeos fue declarada patrimonio mundial de la UNESCO. La declaración supone el reconocimiento del valor y de la unidad patrimonial de la ciudad, que se ha modernizado en el transcurso de los siglos sin romper su armonía y su riqueza arquitectónica. Es el primer conjunto urbano distinguido en un espacio tan amplio y complejo que se extiende a lo largo de 1.810 hectáreas. Según los últimos datos llegan a la región 2.5 millones de turistas por año. Sophie Gaillard-Mairal trabaja en este aspecto desde 2004. De su experiencia asegura que el enoturismo atrae cada vez a más turistas en todo el planeta. Con la ayuda de la oficina de Turismo se realizan propuestas de viaje por la región y giras de un día o menos. El 80 % de la facturación de este movimiento vuelve a cada artesano o inversor del sector turístico. El año pasado se organizaron 115 acontecimientos. Durante el primer trimestre 2008 recibieron el triple de consultas en relación a 2007.
Su visita a Mendoza se produjo en el marco del inicio de la Segunda Etapa del Plan de Bodegas de Argentina: “Desarrollo de Producto Enoturístico”. De forma tal que se presentaron una serie de expertos internacionales en Turismo del Vino para realizar una serie de jornadas en todas las provincias vitivinícolas del país.

- ¿Cuál ha sido la percepción que ha tenido en éstos, sus primeros días en Mendoza?
- La primera impresión es que, cuando uno llega, se encuentra con unos paisajes realmente impresionantes. Me produce mucha envidia lo que ustedes tienen aquí y enormes deseos de volver muy pronto a esta región. Y otra particularidad, que me llamó la atención, y que debo destacar, es la arquitectura de las bodegas, que es de una gran calidad, en comparación con lo que tenemos en Burdeos.
- ¿Estaba al tanto de la serie de inversiones francesas en el área vitivinícola en Argentina?

- Sí, claro. Cualquiera se da cuenta de la cantidad de inversiones en este rubro. Sólo basta recorrer las zonas de mayor desarrollo. Pero hay también inversiones italianas y de otros países. Y francesas, desde luego, como el Club de los 7 o Fabre Montmayou, grupos muy fuertes en la misma Francia. Y también estamos al tanto de lo que ocurre aquí pues hay varios servicios de consultoría por parte de famosos enólogos. Y de jóvenes franceses, que cada vez vienen en mayor cantidad a trabajar y apoyar este sector. Respecto al monto de las inversiones totales de franceses en la industria, lo ignoro.
- Por lo general, para nosotros, Burdeos es una de las máximas referencias. ¿Existen allí comentarios acerca de la vitivinicultura mendocina?

- Lo que se sabe es que existe aquí un potencial extraordinario en cuanto a los terroirs. Y esto es lo que más ha interesado a los enólogos y especialistas franceses. A partir de eso llegaron aquí para conocer. Otro punto importante del que siempre habla es acerca de la libertad que existe aquí para trabajar el vino. Eso es un punto más que positivo.
- A diferencia de Burdeos, claro, donde las regulaciones son más que estrictas.
- Exactamente. Y otro de los aspectos interesantes es la perspectiva, el porvenir del vino argentino. Es decir, lo que ya en Europa, y en Burdeos, no se puede realizar.
- La barbarie de las pampas…
- (Risas)

- ¿Es posible hablar de un estilo Mendoza, a su entender?

- Sí, bastante. He probado los vinos y puedo decir que hay bastante estilo. Y también por lo vivido puedo hablar del aspecto humano, la calidad de la gente. La experiencia en Mendoza es muy interesante. Desde mi punto de vista hay un gran potencial para atraer a los turistas que gustan de la cultura del vino en todo el mundo. Y de momento hay muy pocos franceses que llegan hasta aquí. Hasta ahora sólo han venido especialistas. Pero están dadas las condiciones como para que cada vez más vengan turistas a disfrutar de esta región.
- La intervención del enólogo Michel Rolland ha sido decisiva en nuestra industria. ¿Cuál es el concepto que se tiene del propio Rolland en Francia?

- En primer lugar debo decir que, si se interesó Michel Rolland aquí, él que es una persona muy conocida y respetada en Francia y en todo el mundo, es porque el quería trabajar el vino de otra forma, quizá con más libertad. El ha buscado potenciar nuevos terroirs. Su trabajo aquí ha contribuido a que la opinión francesa sea muy positiva, porque, si bien es un especialista de nuestro país, su presencia indica que esta región tiene un gran potencial de calidad. También hay que admitir que en Francia no se consiguen fácilmente los vinos argentinos. En Burdeos se encuentran más vinos chilenos, de precios bastantes baratos, en las góndolas de los supermercados.

- ¿Sabía que el gran varietal mendocino, el malbec, fue plantado aquí por un francés? Me refiero a Pouget.
- No, no sabía.
- No deja de ser una curiosidad, más cuando se habla de los vinos del viejo y el nuevo mundo. Parece hasta un absurdo.
- (Piensa) ¿Por qué?
- Porque justamente lo más característico de esta región fue obra de un francés.
- Eso se explica por las corrientes inmigratorias del siglo XIX, en la que vinieron muchos italianos, españoles y franceses. No es sorprendente, entonces, que alguien de ese origen haya implantado cepas de Europa.
- ¿No cree que no hay nada más francés que un compatriota suyo, perdido en los confines del mundo, hace más de un siglo, y que haya plantado cepas que hoy son tan bien consideradas, incluso en la misma Francia?
- (Risas) Mire, anoche cenamos en la bodega Lagarde. Y Enrique Pescarmona me contó la historia de su bodega. Y cómo fue que se implantó el viognier aquí, en Mendoza. Me dijo que estando en Davos (Suiza) descubrió ese vino. Y que se encontró con una cepa que le pareció extraordinaria. Al año después volvió al lugar y se volvió a fascinar. Ahí fue que consultó con un ingeniero agrónomo de Montpellier, al sur de Francia, sobre las posibilidades de implantar esa cepa en Mendoza. Le contestaron que sí. Y así fue que trajo el varietal. Y otras bodegas comenzaron a imitarlo. Los resultados hablan por sí mismos.

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