Luis Bohm, secreatario Turismo de Mendoza

"¿Queremos ser Las Vegas? Yo no lo quiero"

Por Mauricio Runno

- El diagnóstico fue el correcto

- ¿Te referís a la visión de Jaque?

- Sí, de él, claro, pero también de los que estábamos en el entorno.

El diálogo se origina a partir de saber si él pensaba un mes antes de las últimas elecciones que el peronismo volvería a gobernar Mendoza. “Así analizábamos la situación ya en agosto o septiembre de 2006. Ahí también sabíamos que la principal debilidad de nuestra propuesta era el estado del PJ, la falta de conducción y liderazgo", explica.

El que lo explica es Luis Böhm, a quienes varios lo llaman "gringo", al menos desde que militaba en la primavera alfonsinista en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), mítica agrupación estudiantil del peronismo. Fue candidato a intendente de Mendoza por el justicialismo el año pasado. Hoy, a los 40 años, se ha convertido en secretario de Turismo, zona clave para sostener el desarrollo que viene ofreciendo el sector en la Mendoza profunda.

Esta entrevista fue larga, demasiado para un verano que a veces requiere liviandades. Y así es que varios fueron los temas preguntados. Para evitar el fastidio de un extenso reportaje se dirá que hay en un extracto en la palabra de Böhm, de modo tal que aquel que se surmeja encontrará una especie de traducción del estilo Jaque, distintas lecturas sobre el actual panorama político, algunos anuncios para quienes siguen su gestión de cerca, opiniones polémicas, todo dentro de un tono de honestidad poco frecuente en boca de funcionarios. En honor a ella, también debe decirse que el entrevistado es un animal político. Y quienes lleguen al final del reportaje podrán comprobarlo.

- ¿Fue o no deliberado el vaciamiento del Partido Justicialista?

- Hubo un recambio muy fuerte. Hagamos una breve historia: Bordón, Gabrielli y Lafalla, después la derrota, o sea, el sálvese quien pueda. Ahí dos tipos toman la posta. Y fracasan increíblemente: (Guillermo) Amstutz y (Jorge) Pardal. O sea que de pasar a gobernar hipotéticamente Mendoza durante ocho años esos tipos la chocaron mal. ¡Pero mal!- Fueron como réplicas: primero Amstuzt, después Pardal.- Sí, sí. Y ese fracaso generó que perdieran legitimidad mucho más rápido de lo esperado. Y no había recambio. Eso permitió que un Miranda, un Bermejo, que un Jaque, que una tercera línea si se puede llamar de alguna manera, se pusieran los pantalones largos y se largasen a conducir el peronismo. Tarea que no es naaaada fácil (risas).

- ¿Jaque? Me suena...

- Celso tuvo la voluntad. Puso lo que había que poner. Y caminó, caminó, caminó. Se junto con todos los intendentes y referentes territoriales. Y varios de ellos pensaban que no se podía ganar, al punto que hacían sus coqueteos con la Concertación a ver cómo zafaban. Era una militancia sin fe. Y este tipo, poco a poco, con su conducta y el testimonio, los fue de a poquito convenciendo. Claro que trabajó muy bien, porque vos podés dar el testimonio, pero sino hay viabilidad política, listo, a otra cosa. Entonces se fue articulando este comportamiento con un juego que encontró él en la Nación, o sea, su relación con Kirchner. Cuando fue su elección presidencial Kirchner sólo ganó en dos lugares: Malargüe y Lavalle

- A pesar del análisis, sorprende que digas que Jaque ganaría las elecciones.

- Insisto con esto, pero también hablo del pálpito, el olfato. No había un elemento científico para pensarlo. Sí la percepción. Y para ser más franco aún: mi percepción es que Cobos no había cuajado. Y que la Argentina había entrado en otro ciclo. Iglesias tenía perdida la elección con Amstuzt. Hicieron un cambio de estrategia brutal, inventaron algo: Cobos. Vendieron todo un perfil: que era un tipo no convencional, de la no política, en un momento en que el país venía de salir de una de sus crisis más profundas. Y Amstuzt perdió porque era el político, el territorial, lo tradicional. E Iglesias sólo mantuvo el triunfo, porque además generó el veneno que mató a la UCR. Una de las cosas más interesantes de la gestión de Kirchner fue la recuperación del sentido de la política. Por eso los últimos candidatos no podían ser tipos que viniesen de afuera de la política. Y aquella fórmula que utilizó Cobos y que le permitió llegar a la gobernación, y que la usó durante su gestión, sólo al final intentó ser gestión política: “Yo soy político, arreglo con Kirchner, parto Mendoza”, y que en realidad el estratega fue (Alfredo) Cornejo, fue tardía. Y al César Biffi le faltó fuerza, convicción, mística y carisma.

- ¿Coincidís en que aún es un gran enigma Celso Jaque?

- Sí. Pero creo que poco a poco hay una serie de valores en los cuales es predecible.

- ¿Cuáles?

- Su apego a la transparencia. Es un tipo que siempre en sus decisiones y en su eje ése tema va a ocupar un lugar importante. Es también un gran gestor. Su impronta ejecutiva es muy clara. Difícilmente compre, siendo gobierno, alguna mera idea que sólo sea un anuncio. Esa es una característica muy fuerte suya, en comparación con el gobierno anterior. Después es un tipo que busca consenso hablando de a uno, en forma individual. No va a haber grandes mesas concertadoras. El tiene un estilo en el que habla con un sector, con el otro, escucha las partes, y después pone a alguien y pide que ordene. Es muy particular su método. Otros gobernadores que conocí sentaban a todos los tipos en la mesa y ahí se armaba la discusión.

- Pregunto lo del enigma quizá porque aún no se vislumbra un perfil, a pesar de lo mínimo de la gestión.

- Sí y no. Porque, por otro lado, es un tipo de pensamiento estratégico. Tiene clara tres o cuatro cosas básicas, esenciales, y va para allá. Y ya las esbozó. La seguridad es un eje. El crecimiento, la atracción de inversión y el turismo es otro de los ejes del desarrollo económico. Y ya definió que la educación es un tema central, y, a diferencia de la gestión anterior, lo será. En la administración Cobos se habló de la educación y se inauguraron ocho escuelas y nueve casinos. Y en nuestra gestión estoy seguro que no será así. Y así en cada área. Celso no es una persona muy verborrágica ni de trabajar los anuncios por los anuncios, Ha trazado direcciones. Y en las reuniones de gabinete que hemos tenido se ha trabajado en estos temas. Por lo que puedo decir que hay una coherencia y una manifiesta persecución en los resultados por gestión.

- Vos sos un hombre del peronismo profundo, histórico…

- De chiquito (risas). Del secundario.

- Exactamente. Por eso no estarás ajeno al mar de fondo existente en la JP y en otros ámbitos del peronismo, en cuanto que la tropa ha quedado relegada en este gobierno.

- (Piensa) Esto es la construcción o la deconstrucción de la cebolla. Una primera capa de la cebolla: ministros y secretarios. Hay una segunda capa: subsecretarios, asesores claves. Una tercera capa: directores y asesores de segunda línea. Ahora estamos ahí. Y falta una cuarta capa, concreta, que es cuando se articula lo político con lo institucional, lo territorial y las ONG. Esa etapa aún no llega. Por lo cual creo que esa percepción es prematura. Parcialmente es así, y creo que tiene que ver más con la impaciencia que con la realidad.

- ¿Tampoco hubo improvisación en el armado del gabinete?

- No, para nada. Al contrario. Si hay que buscar alguna definición no es ésa, sino la de un excesivo celo en un armado de gestión. Y esta es otra de las improntas de Celso. El va a poner el éxito de la gestión por encima de los intereses políticos. Y entiendo que a la militancia esto puede causarle impaciencia, desconcierto y hasta cierta angustia. Pero creo que a este proceso habrá que evaluarlo recién cuando lo que dije de las capas complete la cebolla. No hay que olvidar que este es un cambio de gobierno, pero de sentido político. No es lo mismo las transiciones que ha tenido que sufrir el peronismo cuando ha sido gobierno, o de hecho el que vivió Iglesias y Cobos, a cuando se producen cambios importantes. Y acá se nota más porque a nivel nacional hay cierta continuidad.

- Antes de los anuncios del gabinete se especuló con que varios hombres rechazaban cargos, que existían vacantes importantes…

- Eso más bien fue la construcción de una transición ordenada. Creo que si Celso hubiera anunciado su gabinete tres semanas antes, hubieran sido veinte días donde las operaciones y contra operaciones… De hecho, ¿qué nombre se filtró?

- ¿El de Vespa?

- Que más allá de las especulaciones, si existió o no el ofrecimiento, si fue o no fue, la atención que ocupó esa filtración en la escena política, en los titulares de los diarios, de operaciones, fue alevosa. Me parece, y esto es personal, que Celso tenía un temor fundado de que podía darse una transición muy desordenada.

- Tampoco fue muy ordenada que digamos.

- Estoy hablando de la transición frente a la sociedad. Es decir, un gobierno que se va, de un signo político, y un gobierno electo que confrontó, desde otro signo político, donde, convengamos, ha habido enojos muy particulares. La última elección fue rara: había un pedacito de peronismo del otro lado. Fue minoritaria, pero plagada de conflictividades. Por eso creo que lo preocupante de la transición era resguardarla de lo negativo, hasta de lo sangriento. Y nada de eso sucedió. Y hay que reconocer que el gobernador en ese proceso fue muy cauto. Y ese método tiene sus cosas positivas, de hecho hubo pocos “muertos” (risas), y su aspecto negativo. El balance es positivo, ya que podría haber sido un proceso muy conflictivo. ¿No te sorprende que este proceso haya sido, a ver, qué nombre podemos ponerle? ¿Falto de emoción?

- Con franqueza diría que ha sido una transición inmadura, teniendo en cuenta la gimnasia democrática, y la necesidad de solucionar problemas para la población.

- En este tema creo que la realidad es heterogénea. Doy un ejemplo: Pedro Marabini. Mi transición con él fue excelente, junto con la de Scollo, que está en Cultura. No tuvimos problemas, no hubo persecuciones de personas, se trabajó una agenda, se identificaron los problemas, incluso tengo un diagnóstico dejado por él. La relación institucional fue excelente. Al mismo tiempo sé que hay áreas de gobierno en lo que esto no se ha dado. Ahora: ¿cuánto responde eso a una definición política y cuánto a las características interpersonales?

- ¿Cómo sigue la interna del PJ, ahora que parecen estar sumando a los pedacitos del otro lado? Parece la actitud histórica del peronismo aglutinar, aún a los conversos o concertadores.

- Creo que esto habla bien de Celso. Es un tipo que no hace política con rencor, lo que no es fácil. La política los genera (risas). Y hay muchas hipótesis y nosotros recién llevamos un mes y pico de gestión. Falta que corra agua bajo el puente para ir teniendo patrones de conducta y lecturas de construcción y codificación de cómo se va armando lo político. Este proceso va a durar tres, cuatro meses, en donde todas las estructuras del peronismo y sus alianzas, están en aterrizaje, para encarar una prioridad, que es gestionar. Luego de ese tiempo será momento de pensar en lo partidario

- Respecto al área a tu cargo ¿cómo se mantiene el ritmo del crecimiento notable en la actividad turística?

- El turismo ha sido en Mendoza, con la devaluación, el sector más dinámico. Es el que más creció, el que más puestos de trabajo generó y el que mejor distribución de la riqueza hizo. Porque por definición es distribuidor de recursos. Y ha sido un sector importantísimo para amortizar la post crisis de hace unos años. Lo que hemos detectado es que ése crecimiento ha sido muy desordenado. Y que ha habido una política decididamente implícita, de parte del Estado, de no fiscalizar. Y hay que ordenar.

- ¿Por qué?

- Porque sino se corre el riesgo de matar la gallina de los huevos de oro. La relación calidad-precio que hoy tiene el turismo en Mendoza deja mucho que desear en varios aspectos. Y si la estrategia es consolidarnos como punto y centro turístico, entonces tenemos que empezar a trabajar. Primero en la calidad de los servicios. Y segundo en que los precios dejen satisfechos a los clientes. Y ya sabemos que los que no quedan satisfechos no es que no regresen a ese servicio, no. Directamente no vuelven al destino. Lo que nosotros queremos hacer es homogeneizar con un estándar de calidad que nos ponga como una plaza de destino a largo plazo. Y vamos a procurar trabajar la calidad, fiscalizar, ordenar y regularizar la situación del sector turístico y, sobre todo, plantear estudios, análisis y buena información mediante la creación de un Observatorio, a través de un convenio con la Universidad de Bolonia y la Universidad Nacional de Cuyo, que nos permitirá monitorear la situación.

- ¿En qué tareas se piensa centrar este Observatorio?

- Desde ahí se desprenderán muchísimas cosas. Por ejemplo: hay una ley vigente para la construcción de hoteles de cinco estrellas con licencias para casino. Eso fue aprobado cuando en Mendoza no había ningún hotel cinco estrellas. ¿La vamos a mantener? ¿Ya cumplió un ciclo? ¿Cuál es la política? ¿Queremos ser una plaza de turismo internacional, de cama barata, a cambio de rentabilidad en el juego, que genera conflictos en los hoteles de menor categoría porque baja los precios del hospedaje? Bueno, todos estos aspectos están sin definirse.- ¿Y cuál es tu posición en este aspecto?- La mía ha sido la de expresarle al gobernador y al presidente de Instituto y Juegos que éste tema hay que tratarlo en el gabinete, primero, y después reunirnos con los representantes del sector turístico, y redefinir urgente, por un lado, una política de juego, y por el otro, una política de turismo, y ver cómo serán los vasos comunicantes entre ellos. También incluyo la participación del ministerio de Desarrollo Social, que, con la excusa de que el juego beneficia presupuestariamente a su área y se destina a programas sociales, hemos generado distorsiones monstruosas.

- ¿A qué te referis?

- Y abrir nueve sucursales del Casino de Mendoza, en pueblos del interior, al lado del Banco Nación, donde los sectores más humildes van a cobrar los planes Trabajar. Y vos vas al Casino de San Martín, que está abierto desde las nueve de la mañana, al lado del cajero, y las bicicletas estacionadas. Es la gente que cobra el plan Trabajar y entra a jugar. Y hoy tenemos un problema en Mendoza, que es la ludopatía, que ha crecido enormemente. Un tercio del aumento de consultas de psicólogos y psiquíatras se debe a este tema. Y nadie está midiendo este fenómeno, que es muy nuevo. Por eso hay que crear instancias de estudio, análisis y luego tomar decisiones. ¿Queremos ser Las Vegas? Bueno, yo, particularmente, no quiero que Mendoza tenga ese perfil.

- De la ludopatía se desprenden otros nuevos fenómenos, al menos para Mendoza.

- Así es. El tema del juego viene acompañado de muchas otras cosas. Más profundas. Otros tipos de actitudes delictivas. Hay lavado de dinero. Puede ser o no del mercado de las drogas. Hay todo un submundo detrás del juego. Y si no existe una política adecuada vamos a pagar costos. Y por ahí son más altos que los beneficios. Mendoza, de no tener ningún hotel cinco estrellas y tan sólo un casino, pasó a tener dos hoteles cinco estrellas habilitados, dos próximos con habilitación, más nueve sucursales del Casino provincial… Y la ley vigente otorgando derecho a quien invierta. Estamos en un punto de inflexión. Insisto en que hay que estudiar el tema, debatirlo, para que los beneficios sean más que los costos.

- Mucho se habla de la conveniencia de que mendocinos ocupen puestos en la administración nacional, porque, se supone, eso otorga beneficios. La década del 90 tuvo a varios comprovincianos de ministros, enfrentados al gobernador de turno. No fue muy conveniente. Ahora con Cobos, ¿se podrá traducir esos supuestos privilegios?

- (Piensa) Los vicepresidentes, en nuestro país, convengamos, que, en general, han pasado sin pena ni gloria. El nuestro es un país fuertemente presidencialista. Y en general el papel que han tenido ha sido bastante deslucido. Ahora a Cobos se le plantea un dilema: qué quiere ser y qué es lo que van a dejar que él sea. Es un gran desafío. Y en su decisión también se define qué papel quiere jugar para Mendoza. Yo lo que espero como mendocino es que sea de utilidad para Mendoza.

- En el turismo, se me ocurre, la suya podría ser una participación activa.

- En cualquier área que él se proponga puede ayudar. El espacio de vicepresidente es un espacio formal importante. Aunque en realidad yo hablo de la construcción de poder real. Y ahí es que hay que ver su capacidad de construcción y de poder para influenciar en cosas concretas.

- ¿Te han llamado desde el Senado de la Nación para algún tipo de acción?

- No, no. Pero es que también estamos en un momento muy particular. Estamos todos recién asumiendo, incluso él. Y estamos todos aterrizando, unos en Mendoza y otros en Buenos Aires. De hecho continúa el desfiladero de nombres para irse o quedarse.

- ¿Pero es una locura pensar que él pueda llamarte o al revés?

- No, no me parece. Hoy pareciera que sí porque está muy fresca la confrontación electoral. Hasta en la Legislatura repercute. Y estamos en un proceso de redefinición. En este marco todavía es difícil. Pero dentro de un mes, mes y medio, yo le voy a pedir a Jaque, si hay alguna ley que destrabar o sancionar o lo que fuera, que lo llame a Cobos para que coopere. Yo no tengo problemas en hacer eso.

- Es una buena posibilidad de continuar con el posicionamiento de Mendoza como marca en el plano no sólo nacional, sino internacional.

- Estoy de acuerdo. De hecho Jaque en la primera reunión de gabinete, y ha dicho que lo va a seguir haciendo, llamó a los treces legisladores nacionales de Mendoza. De todos los sectores. Mendoza, desde lo institucional, y comparado con otras provincias, tiene una cultura más desarrollada.

- Eso si nos comparamos con Catamarca.

- Comparativamente tenemos una buena cultura institucional. Pero coincido: si uno mira los últimos 25 años de democracia, esa cultura, que fue creciente, parece haber entrado, por lo menos, en una meseta, y sino en una disminución. Lo que nos debe servir de advertencia. Y sí, creo que hay que reconocer que hay un retroceso. Por eso hay que seguir construyendo institucionalidad.

- A propósito, y es la última pregunta: ¿vas a volver a intentar quebrar la hegemonía radical en la intendencia de Mendoza?

- (Risas) Me encantaría ser intendente de Mendoza. Fue una apuesta interesantísima. Sabía que era muy difícil, por supuesto. Y aún así hicimos una excelente elección, ya que nuestras expectativas estaban muy por debajo del resultado alcanzado. Era un escenario bravo, con Fayad, Jaliff, pesos pesados, y Carlos Aguinaga en el PD, un muy buen candidato. Salir casi empatados en segundo lugar con Jaliff fue realmente importante.

- O sea que vas a insistir…

- Es una posibilidad que evalúo, sí. No la descarto para nada. Algún día la Unión Cívica Radical va a tener que perder la capital, hasta por un sentido de alternancia. Falta mucho, ahora me tengo que ocupar de la gestión. Pero no descarto para nada la posibilidad de ser intendente de Mendoza. Me encantaría, la verdad.

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